( 18 DE FEBRERO Y 5 DE AGOSTO)
Se celebra el 18 de febrero y el 5 de agosto en cumplimiento al juramento que hizo la población de Macas como expresión de fe y gratitud por la protección de la Virgen.
La fiesta del cinco de Agosto tiene su historia: el pueblo estuvo en el templo, Gabino, Antonio, Miguel Ángel, José, todos los hermanos Rivadeneira, fueron a hacer la promesa a la virgen.
En la casa se quedó Maria Dolores, mamá de los Rivadeneira. Una anciana ciega, ella recibió el milagro de la virgen, al abrir los ojos y percatarse de la presencia de los “jibaros” que atacaban a Macas, y se percató de la presencia de una señora muy elegante y detrás un ejercito de soldados que se encontraron con los shuars, quienes huyeron despavoridos.
Ella contó el milagro y el suceso a los macabeos. Siguieron el rastro y encontraron que en el camino habían dejado lanzas y objetos en los matorrales durante la huida de la tribu. Este es el inicio de las celebraciones de las fiestas del cinco de Agosto.
Los mayores contaban que ante las descargas eléctricas naturales, se habían sacrificado a unos tres carneros para ofrendar a la Virgen, luego se hizo una promesa jurada, de allí nacen las festividades del dieciocho de febrero.
En otra ocasión, un 18 de febrero, Macas sufre un torrencial aguacero huracanado, con rayos, relámpagos, temblores y crecimiento del río Upano. La gente se congrega en el templo y solicita, una vez más, el amparo de la Virgen Purísima de Macas, al instante viene la calma y la paz, motivo para expresar un nuevo juramento de gratitud, fidelidad y devoción.
En los últimos años también se viene celebrando cada 20 de noviembre una fiesta especial a la Purísima de Macas, en recuerdo a que en 1592, durante una función piadosa ocurrió la transformación de la estampa percudida y ahumada de la Virgen en una de vivos colores. Este hecho fue declarado y debidamente notariado.